A menudo me pregunto a propósito de la dualidad entre lo analógico y lo digital. Cada mundo tiene sus empedernidos defensores y sus más amistosos debates casi logran despotricar sobre la humanidad entera. Sin embargo, algo que me genera mucha curiosidad es cómo son de disímiles los conocimientos que el público en general tiene acerca del audio analógico y el audio digital.
Y cuando digo disímil no me refiero realmente a que no haya conocimiento en alguna de las dos áreas; más bien es la impresión de que existen ávidos expertos por entender la electrónica que desentraña a un compresor como el LA-2A mientras que pocos tienen la posibilidad de escudriñar en las viseras del código que encierra a un ecualizador digital. Muy a menudo, reparamos o reemplazamos piezas de un equipo analógico, pero por mucho que usemos extensamente plug-ins y software, rara vez podemos trascender la función básica de usuario.
En toda esta discusión, no obstante, existen fuertes argumentos acerca de cómo funcionan tanto los procesadores analógicos y los digitales. Las increíbles matemáticas pseudo perfectas de las respuestas impulso para el análisis de sistemas lineales e invariantes en el tiempo, la linealidad de los ecualizadores de fase lineal así como todas la multiplicidad de features que ofrecen los fabricantes con cada nueva versión de cada software. Por otro lado, el mundo analógico reconoce y acoge favorablemente el carácter estocástico del procesamiento analógico. Abrazamos amenamente todos los desperfectos que traen los transformadores, los tubos y de más propiedades que en teoría no deberían ser tan adversos como en la realidad; sin embargo, senda adversidad nos encanta y entretiene.
La pregunta es: ¿Si la teoría difiere de la realidad en el procesamiento analógico, por qué solemos asumir que la teoría es inalienable en el mundo digital? Por supuesto, porque 1.1 + 1.1 siempre da 2.2 en un computador (excepto cuando ambos valores se almacenan en variables tipo float… en ese caso da: 2.2000000477 … mas o menos … a veces)
JuanS
Commenti